Sólo hasta el año 2013 accedí juiciosamente al libro que mencionamos de Edgar Morin, Los 7 saberes necesarios para la educación del futuro, publicado en octubre de 1999 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO.
Confieso que había aplazado una lectura juiciosa y organizada de esta obra cumbre en varias ocasiones, a pesar de señalarla a mis estudiantes del postgrado de Gerencia de Proyectos Educativos de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, como lectura de referencia. Sin embargo, la comprensión del pensamiento de Edgar Morin, que se expresa en esa producción académica, sólo fue posible cuando pude relacionar dicho contenido con la planeación prospectiva y las técnicas o herramientas de análisis cualitativos como el Análisis Estructural y la Matriz de Impactos Cruzados. Esto fue definitivo para el abordaje de los estudios prospectivos que vinieron más tarde.
Los modelos educativos que se propongan en cualquier institución educativa requieren de este fundamento teórico ya que expone problemas esenciales que aun hoy, en el siglo 21, permanecen olvidados y desentendidos en la enseñanza. Por otro lado, el saber científico sobre el cual se apoya este texto para situar la condición humana destapa profundos misterios concernientes al Universo, a la Vida, al nacimiento del Ser Humano. Es por esto que, en la perspectiva de la visualización del futuro y la conducción de proyectos de vida empresariales o educativos apoyados en estudios prospectivos, proponemos a todos los docentes de todos los niveles esta lectura que con seguridad recreará el conocimiento personal e institucional; entre otras cosas, porque se complementa con los enfoques que abordan el aprendizaje utilizando los aspectos estructurales y funcionales del cerebro humano, para fortalecer las capacidades cognitivas, conducentes a la producción intelectual.
Hacemos una síntesis de cada uno de los siete saberes que el libro expresa en capítulos, esperando puedan descargar y empezar una lectura juiciosa, organizada y desde luego disciplinada.
Saber 1. “Es necesario introducir y desarrollar en la educación el estudio de las características cerebrales, mentales y culturales del conocimiento humano, de sus procesos y modalidades, de las disposiciones tanto psíquicas como culturales que permiten arriesgar el error o la ilusión”.
Saber 2. “Es necesario desarrollar la aptitud natural de la inteligencia humana para ubicar todas sus informaciones en un contexto y en un conjunto. Es necesario enseñar los métodos que permiten aprehender las relaciones mutuas y las influencias recíprocas entre las partes y el todo en un mundo complejo”.
Saber 3. “Este capítulo indica cómo, a partir de las disciplinas actuales, es posible reconocer la unidad y la complejidad humanas reuniendo y organizando conocimientos dispersos en las ciencias de la naturaleza, en las ciencias humanas, la literatura y la filosofía y mostrar la unión indisoluble entre la unidad y la diversidad de todo lo que es humano”.
Saber 4. “En lo sucesivo, el destino planetario del género humano será otra realidad fundamental ignorada por la educación. El conocimiento de los desarrollos de la era planetaria que van a incrementarse en el siglo XXI, y el reconocimiento de la identidad terrenal que será cada vez más indispensable para cada uno y para todos, debe convertirse en uno de los mayores objetos de la educación. Habrá que señalar la complejidad de la crisis planetaria que enmarca el siglo XXI mostrando que todos los humanos, confrontados desde ahora con los mismos problemas de vida y muerte, viven en una misma comunidad de destino”.
Saber 5. “La fórmula del poeta griego Eurípides que data de hace 25 siglos está ahora más actual que nunca. «Lo esperado no se cumple y para lo inesperado un dios abre la puerta». El abandono de los conceptos deterministas de la historia humana que creían poder predecir nuestro futuro, el examen de los grandes acontecimientos y accidentes de nuestro siglo que fueron todos inesperados, el carácter en adelante desconocido de la aventura humana, deben incitarnos a preparar nuestras mentes para esperar lo inesperado y poder afrontarlo. Es imperativo que todos aquellos que tienen la carga de la educación estén a la vanguardia con la incertidumbre de nuestros tiempos”.
Saber 6. “La comprensión es al mismo tiempo medio y fin de la comunicación humana. Ahora bien, la educación para la comprensión está ausente de nuestras enseñanzas. El planeta necesita comprensiones mutuas en todos los sentidos. Teniendo en cuenta la importancia de la educación para la comprensión en todos los niveles educativos y en todas las edades, el desarrollo de la comprensión necesita una reforma de las mentalidades. Tal debe ser la tarea para la educación del futuro. La comprensión mutua entre humanos, tanto próximos como extraños es en adelante vital para que las relaciones humanas salgan de su estado bárbaro de incomprensión.
De allí, la necesidad de estudiar la incomprensión desde sus raíces, sus modalidades y sus efectos. Este estudio sería tanto más importante cuanto que se centraría, no sólo en los síntomas, sino en las causas de los racismos, las xenofobias y los desprecios. Constituiría, al mismo tiempo, una de las bases más seguras para la educación por la paz, a la cual estamos ligados por esencia y vocación”.
Saber 7. “La educación debe conducir a una «antropo-ética», considerando el carácter ternario de la condición humana, que es el de individuo <-> sociedad <-> especie. En este sentido, la ética individuo/especie necesita un control mutuo de la sociedad por el individuo y del individuo por la sociedad, es decir la democracia; la ética individuo <-> especie convoca a la ciudadanía terrestre en el siglo XXI”.
La ética no se podría enseñar con lecciones de moral. Ella debe formarse en las mentes a partir de la conciencia de que el humano es al mismo tiempo individuo, parte de una sociedad, parte de una especie. Llevamos en cada uno de nosotros esta triple realidad. De igual manera, todo desarrollo verdaderamente humano debe comprender el desarrollo conjunto de las autonomías individuales, de las participaciones comunitarias y la conciencia de pertenecer a la especie humana.
De allí, se esbozan las dos grandes finalidades ético-políticas del nuevo milenio: establecer una relación de control mutuo entre la sociedad y los individuos por medio de la democracia y concebir la Humanidad como comunidad planetaria. La educación debe no sólo contribuir a una toma de conciencia de nuestra Tierra-Patria, sino también permitir que esta conciencia se traduzca en la voluntad de realizar la ciudadanía terrenal”.